La epidemia del coronavirus casi vació las agitadas calles de Chile y llevó a postergar un referendo constitucional clave para salir de la incertidumbre social y política generada por cinco meses de masivas protestas sociales.
Hace siete días unos 5.000 manifestantes se concentraron en la Plaza Italia, punto del centro de Santiago donde todos los viernes, desde el pasado 18 de octubre, se realizan protestas para reclamar reformas sociales profundas en Chile y la aprobación de una nueva Constitución.
Entonces los estudiantes de secundaria y universidad se habían reincorporado a las clases después de las vacaciones del verano austral, y las movilizaciones y la crispación política parecían retomar un nuevo impulso.
Sin embargo, la pandemia que se propagó por Asia y Europa llegó a América Latina y en Chile -donde se registran 434 casos confirmados-, detuvo la intensa lucha en las calles.
Eso ocurrió luego de que el gobierno de derecha de Sebastián Piñera, el más desacreditado a nivel popular en la historia democrática del país, apeló para frenarla a decretos con restricciones que sacaron militares a la calle, las cuales fueron acatadas por la mayoría hasta ahora.
"Efectivamente el escenario es algo diferente, pues creo que se ha tomado mayor conciencia de lo que significa esta pandemia en términos de salud pública", dijo a la AFP Jaime Bassa, profesor de Derecho en la Universidad de Valparaiso y promotor de la campaña por la aprobación de una nueva Constitución.
Según Bassa, "la idea de cuidarse mutuamente parece haber calado en la ciudadanía, especialmente luego de los acontecimientos del 18 de octubre", en una sociedad que se definía como individualista.
Los activistas por el referéndum constitucional, fijado antes de la pandemia para el 26 de abril, empezaron desde el fin de semana a promover en sus redes sociales el autocuidado y el aislamiento social.
Los analistas temían que en un país tan segregado no se acataran las medidas que amerita una crisis sanitaria de magnitud, pero ordenadas por autoridades en las que no confían.
- Cambio total en 7 días -
Hasta el lunes la prensa se centraba en el proceso constituyente que divide a este país de casi 18 millones de habitantes y considerado uno de los más estable de América Latina, pero al que la violencia en las calles hundió en una grave crisis e incertidumbre.
Contra todo pronóstico y en cuestión de días, el jueves el Congreso llegó a un acuerdo para posponer el referendo.
Fue incluso más amplio que el alcanzado en noviembre para consultar a la población si quiere cambiar la Constitución redactada durante la dictadura del difunto Augusto Pinochet (1973-1990), considerada madre de las desigualdades económicas y sociales del país.
Esta vez, ante la amenaza del Covid-19, se unieron partidos desde la derecha radical UDI hasta los comunistas. Estos últimos no firmaron el acuerdo de noviembre por considerarlo un favor al gobierno de Piñera.
"Quiero felicitar este acuerdo y el espíritu de unidad que se ha instalado en la búsqueda de la necesaria respuesta que tenemos que dar al país en un momento difícil, en que lo más importante es resguardar la salud de nuestros compatriotas", destacó la presidenta del Senado, Adriana Muñoz, del socialdemócrata Partido Por la Democracia(PPD).
Trabajadores de la rama servicios reprochan al gobierno cierta ambigüedad al decretar un estado de excepción por catástrofe con cuarentenas por sectores.
"Es para unos nada más y así nos podemos contagiar nosotros y a nuestras familias", se quejó Jimena Fabré, una ejecutiva bancaria de 45 años, atemorizada porque no hubo medidas de protección en su sector para continuar con la atención al público.
- "Soltar la calle" -
Aunque el lunes en las redes aún se exhortaba a participar de movilizaciones en la calles, con el correr de los días -y el avance de la pandemia a nivel mundial- los clamores se esfumaron.
La llamada "Primera Línea", un grupo que se enfrenta siempre con la policía en el centro de Santiago, adhirió al llamado para "soltar la calle", con el fin de cuidarse y continuar la lucha una vez que pase la pandemia.
Chile afrontaba la incertidumbre económica, política y social, pero en pocos días se ha concentrado en afrontar el coronavirus sin repetir los números de Italia o España para reactivar la campaña por una nueva Constitución.
"Pareciera que la postergación podría darnos más posibilidad de llevar adelante las discusiones constitucionales de mejor manera, incluso ahora que la salud pública ha cobrado un protagonismo tan vital para la población", dijo Bassa, al citar una de las principales demandas de los chilenos: un mejor sistema de salud pública en el cual el Estado tiene poca presencia, así como en la educación y sistema de pensiones.
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